El nacimiento de mi primer hijo me llevó a la astrología. Cuando llegué a ella descubrí que, a pesar de su complejidad,para mí  era como volver casa. La astrología es una ciencia y un arte que acompaña al ser humano desde siempre.  Durante muchos siglos estuvo  ligada a la astronomía hasta que en nuestra cultura empezaron a separarse ciencia y misterio.  Digamos que la astronomía estudia el plano físico, mientras que la astrología el plano sensible.La gran herramienta que utilizamos los astrólogos es la carta natal, a mí me gusta llamarlo mapa natal, porque es como un mapa del tesoro hacia la esencia de la persona. La carta o mapa astral es una foto del cielo en el momento de tu nacimiento pero no es algo externo a ti, sino que vive en ti. La carta astral es algo vivo y tan infinito como tú, somos pura abundancia de posibilidades y sólo tenemos que descubrirla.

Hace unos años, justo antes de mi segundo embarazo, sentí una llamada a formarme como lectora de registros akáshicos. Lo viví como un despertar a un conocimiento que estaba en mí desde siempre pero del que no era del todo consciente.Es una puerta de entrada para encontrarme conmigo y con la persona que viene a  consulta desde un lugar muy sutil.Conectar con los registros es permitirnos acceder a esa información disponible para todos pero que sólo nos llega cuando entramos en estados meditativos o de apertura de consciencia. Me gusta utilizarlo como complemento en cualquier sesión porque ayuda a ampliar la visión de aquello que necesita revelarse pero también realizo sesiones utilizando únicamente esta técnica. 

El  teatro es mi medio natural, es aquello que elegí desde niña para canalizar todo lo que me pasaba y comprender la vida. Es como un ancla a tierra. Me permite ayudar a despertar la consciencia de que la vida es juego,  de que todos podemos crear nuestra propia obra de teatro, la obra de teatro de nuestra vida dejando de sentirnos víctimas para conectarnos con la creatividad que es el poder de crear aquello que creemos.En una sesión de teatro conectamos con todo nuestro ser desde el  cuerpo,  la emoción, el pensamiento y nuestra parte energética; todo ello de forma lúdica. Adquirir una clara consciencia de nuestro cuerpo a través de la voz, la palabra y el movimiento nos permite tomar las riendas ante las experiencias de la vida. A través de las sesiones realizamos un viaje de autodescubrimiento que nos empuja a  ampliar la perspectiva sobre quiénes somos y a desarrollar nuestra capacidad creativa y creadora.